Los sucesos que te cambian la vida son como ese juguete de los 90’s que cuando los lanzabas por la escalera iba rebotando por cada escalón. Empiezas en un punto y todo se va desencadenando hasta llegar a otro y así vamos formando quienes somos. En mi caso, lo que impulsó el rebote por las escaleras de mi vida fue The Mars Volta, la música de un chicano y un puertorriqueño que se convirtió en mi obsesión. Fueron muchos los cambios en mi vida que generó este fanatismo, pero hoy me quiero concentrar en uno: me volví tarotista por culpa de una banda.
Una de las cosas más bellas que me dio The Mars Volta fue conocer a mi mejor amigo, César, nos encontramos gracias al mítico foro del Comatorium, un espacio increíble donde conocí a gente que hasta el día de hoy tengo contacto, quiero y admiro profundamente, como Cynthia Rodríguez, que tiene un newsletter hermoso al que les recomiendo suscribirse. César y yo vivíamos muy lejos y éramos, junto a otro amigo, los únicos venezolanos del foro. Fue tan profunda la conexión que viajábamos de un estado a otro para vernos y pasábamos días simplemente escuchando música, caminando por Ciudad Alianza y viendo el pasto crecer mientras hablábamos de cosas que no podíamos hablar con otras personas, porque nos tildaban de locos. César, fiebrúo investigador fan from hell como yo, me habló de la gran referencia que era Alejandro Jodorowsky para Mars Volta y ese fue un momento bisagra en mi vida. Me apasioné tanto por su obra que terminé investigando sobre todas y cada una de sus labores, siendo él un artista multidisciplinario como los que nos gustan en esta casa. Me leí todos sus libros, me vi todas las películas y fue transformador. De tanto rascar encontré su faceta de tarotista.
Solo había tenido dos experiencias con el tarot antes en mi vida, la primera fue de niña con mi amiga Ann-Jolie que tenía un mazo de tarot y a veces lo revisábamos, con miedo y curiosidad, pero más miedo que otra cosa. La segunda fue en mi pre-adolescencia con la mamá de otra amiga que leía el tarot como una especie de hobbie y en una pijamada en su casa le pedimos que nos hiciera una lectura, a mí me dijo que me iba a empatar con un catire, lo cual sucedió unos 8 años después, es lo único que recuerdo aparte del olor a pelo mojado que tenía mi amiga esa noche después de tirarse una cubeta de hielo encima, muchísimos años antes del ice bucket challenge ¿visionaria? SÍ.
En el pueblo donde vivo hubo un fenómeno horroroso: el 99% de las librerías cerraron y se convirtieron en zapaterías. En el centro comercial, grande, con muchísimos locales, que tengo en frente de mi casa he pasado tardes frustrada tratando de conseguir UN BOLÍGRAFO DECENTE porque ni siquiera hay papelerías. Hace muuuuchos años, antes que esto pasara, en un paseo con mi mamá por ese mismo centro comercial conseguí ‘La Via del Tarot’ de Jodorowsky y Marianne Costa, le rogué a mi mamá que me lo comprara ¡y me lo compró!, para desgracia de la que atendía la librería que justo lo estaba leyendo y era el último que quedaba, me hubiese gustado ser amiga de ella.
No recuerdo, y me sorprende no recordar, donde conseguí mi primer mazo de tarot, pero sí recuerdo cómo me deshice de él. Antes de regresar a Venezuela después de 2 años viviendo en México le fui regalando una carta a cada persona que se me atravesaba en la vida. Algunas personas la recibían con gusto, otras con miedo, me pregunto si alguna de ellas aún conservarán esa carta y recordarán a la venezolana loca de 19 años que se la regaló.
Con el libro y el mazo que tenía usé mi cama para distribuir todas las cartas y ver el tarot en su totalidad, una gran rueda de procesos y personajes que hablaban del ciclo de la vida. Observarlo de esa forma me abrumaba pero también me invitaba a sumergirme, hermoso y atemorizante al mismo tiempo. Lo despojé de misticismo y lo tomé como un lenguaje que poco a poco empezaría a entender. Leía el libro y veía las cartas, me identificaba y antagonizaba con ellas, podía sentir en cada una los aspectos de la realidad humana.
Fue bueno para mí adentrarme en este estudio según la propuesta de ‘La vía del tarot’, que en vez de asignarle la responsabilidad de la predicción a los Arcanos, que es justo lo que me hacía sentir ajena a esta práctica, la presentaba como una caja de herramientas para sanar el presente y el pasado dejando el terreno libre para llevar a cabo los planes hacia el futuro. Esta perspectiva cambia por completo el uso del tarot convirtiéndolo en algo útil y tangible, más allá de la ilusión de esperar pasivamente por una sentencia que el tarotista impone. Ese enfoque hacia lo terapéutico fue la base años después me llevaría a inventar en el concepto del ‘Esoterismo Pragmático’, que se basa en la acción concreta, disparar preguntas que lleven a quien consulta a aterrizar la problemática y hacer algo al respecto.
Empecé tímidamente a leerle el tarot a mis amigues de confianza, después de practicar muchas veces conmigo misma. Ahí empecé a ver la parte mágica de todo esto, esa parte que yo no podía controlar que es el mecanismo secreto del azar. No podía entender cómo salía la carta correcta una y otra vez, la opción más útil e interesante. Al día de hoy sigo sin entenderlo, pero me entrego a ese aspecto irracional de la práctica, confiando en ella porque siempre me demuestra que sabe lo que hace. En esas lecturas tuve buen feedback y me sentí útil, lo que me daba en cierta medida una sensación de realización. Lo vi como una práctica casual que podía aportar como un extra en los conflictos de mis amigues cuando me faltaban las palabras de consuelo. Nunca imaginé en ese momento que muchos años después sería mi profesión y menos aún que me sentiría con la capacidad de…
¡Enseñar a otras personas a leer el tarot!.
Este es un curso que he estado planeando desde el 2018 y que decidí finalmente hacer. La idea con esto es que cada quién encuentre su propio camino hacia esta labor desde su perspectiva única. Yo veo al tarot como una práctica creativa, así como el pintor toma la decisión de usar el pincel y la pintura de una forma particular con su trazo propio proyectando sus ideas, la persona que lee el tarot tiene el poder de interpretar el tarot de una forma única y personal. Tenemos la idea de que los Arcanos tienen un significado fijo e inflexible pero les cuento un secreto…en el tarot, como en el arte ¡no hay reglas!. Nunca van a recibir la misma lectura de dos tarotistas distintos aunque les salgan las mismas cartas, así como le puedes dar el mismo pincel y las mismas pinturas a dos artistas distintos y no van a hacer la misma obra. Con esto en cuenta, mi intención es guiar a cada asistente del curso a encontrar dentro de sí los significados de cada carta y estimular el músculo creativo a través de esta práctica.
En la siguiente entrega les contaré mi experiencia con Mutarotista, el proyecto de lecturas que tuve del 2018 al 2020 donde me profesionalicé en esta labor. Al adentrarme al mundo del “esoterismo online” en una época donde estas prácticas se han retomado y resignificado, me di cuenta que mi propuesta, como me pasa mucho en otros aspectos creativos de mi vida, era radicalmente distinta a la de mis pares, lo cual me hizo entender la condición humana desde otra perspectiva.
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Este podcast me gusta muuuuucho, son unas argentinas que me parecen muy brillantes y con una mente súper súper súper abierta. En este episodio hablan del despertar espiritual, la experiencia mística, y sobre cómo los caminos de la vida nos llevan a encontrar sosiego y sabiduría en lo espiritual, conociendo otras maneras de entender nuestra experiencia como seres vivos.
¡Hasta la semana que viene! Besitos besitos chau chau.